¡Fórmate como constelador!
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Organización Mundial de la Salud
La Constelación Fluvial es una terapia sistémica innovadora y profunda, donde tú te conviertes en el protagonista de tu propio proceso, guiado por la sabiduría intrínseca del agua. Este modelo se desarrolla directamente en el agua, inspirándose en las Constelaciones Familiares y fusionando principios del campo cuántico, historias ancestrales y la física. Utiliza figuras de goma espuma con forma humana para representar a los miembros y dinámicas de tu sistema familiar en el vasto campo energético del agua.
Aquí, las fuerzas ancestrales se potencian, recreando imágenes fieles y exactas de tus dinámicas familiares. Esto permite un diagnóstico preciso del estado actual del consultante. Lo más asombroso es que el agua, en este desarrollo terapéutico, logra configurar la imagen sanadora para los temas familiares sin la participación ni el control de la mente humana, trascendiendo sus percepciones.
El ciclo del agua es fundamental para la vida misma, y su esencia es determinante para nuestra existencia y preservación. Nuestro planeta está compuesto por un 70% de agua, y nuestras células, asombrosamente, un 95%. Esto nos revela que, físicamente, somos seres de agua. Y el agua es un reservorio de memoria y energía ancestral de la tierra, convirtiéndose en nuestro vehículo principal, un gran conductor de energía e información. Dado que somos energía y agua, al hacer contacto con este campo, el agua canaliza nuestros sentires e historias más profundas.
La Constelación Fluvial mantiene los fundamentos de las Constelaciones Familiares, pero se distingue radicalmente en su método y estructura al desarrollarse en un campo acuático. Esta técnica, creada por el Dr. en Psicología y Constelador Juan Carlos Arias Quintana, utiliza figuras de hule que flotan en el agua. Así, quien realiza los movimientos y la constelación, quien te muestra y te sostiene, es el agua misma como elemento. Al ser un reservorio de información y memorias ancestrales, el agua no da cabida a la interpretación o percepción de la mente humana. Aquí, el ego queda a un lado, permitiendo que el agua, con su infinito amor y sabiduría, sea quien genere los movimientos y te revele las imágenes sanadoras y reales de tu situación o conflicto.
Las Constelaciones Fluviales desarrolladas en Oghna se atreven a ir más allá, otorgando una mayor importancia a los programas instalados en la infancia del consultante. Mediante la terapia y una combinación de diversas herramientas —basadas en el renacimiento, el chamanismo y los movimientos sistémicos— se permite que el consultante pueda comprender e identificar de forma muy experiencial aquellos programas activos que forman parte de sus automatismos. Esta exploración va incluso más allá de las lealtades familiares conocidas, permitiendo una liberación profunda y duradera.
En el corazón de las Constelaciones Fluviales residen los Órdenes del Amor, principios que guían la sanación profunda y la armonía sistémica.
La vida nos invita a reconocer la profunda importancia de que cada ser tome su lugar único y esencial dentro del vasto tapiz familiar. Energéticamente, lo masculino se posiciona a la derecha de lo femenino, y viceversa, lo femenino a la izquierda de lo masculino, en una danza de complementariedad. Nuestro "buen lugar" en el sistema familiar se teje a partir de dos hilos fundamentales: el orden de llegada a la vida y la jerarquía que de ello emana.
La lealtad es ese hilo invisible, una conexión silenciosa que nos une a un miembro de nuestro sistema familiar (a menudo, alguien que llegó antes). Esta conexión nos impulsa a replicar patrones, síntomas, situaciones o eventos que, aunque inconscientes, buscan ser vistos. Es una fuerza sutil, dirigida generalmente hacia un solo miembro, que nos lleva a actuar desde una profunda afinidad.
Una dinámica es el patrón recurrente, el eco de un evento, síntoma o situación que se ha repetido a lo largo del tiempo. Puede ser visible, si su historia se conoce, o invisible y transgeneracional, fluyendo sigilosamente a través de las generaciones en tu sistema familiar.
Excluir es negar un lugar, apartar a alguien o algo de un espacio o grupo. Lo hacemos con personas o incluso con dinámicas, a menudo impulsados por el dolor, el resentimiento, la culpa, la vergüenza o el miedo. Cuando un miembro es excluido, su lugar queda vacante, clamando por ser reconocido. Invariablemente, un descendiente de una generación posterior sentirá la necesidad inconsciente de ocupar ese espacio, repitiendo la historia con la esperanza de sanar lo que quedó inconcluso.
Nuestras parejas no llegan a nuestra vida por casualidad; son espejos que reflejan nuestras lealtades sistémicas, las creencias familiares arraigadas y las heridas de la infancia que aún claman por sanación. A través de ellas, se hace visible todo aquello que ha estado navegando en nuestro sistema, de generación en generación. La relación de pareja es también un profundo reflejo de nuestra primera conexión, la que tuvimos con papá y mamá.
Tomar a nuestros padres es un acto de profundo asentimiento y reconocimiento. Es decir "sí" a la vida tal como nos fue dada a través de ellos, un "sí" que surge cuando los hemos llevado verdaderamente a nuestro corazón. Surgen preguntas naturales: ¿Cómo llevar al corazón a una madre que nunca conocimos, a un padre que nos abandonó, o a quienes quizás nos hirieron profundamente?
Quiero ser clara: aceptarlos y reconocerlos no es abrazar el abuso o el abandono. Es simplemente reconocer el hecho innegable de que ellos te dieron la vida. Gracias a ellos, tu alma está aquí, viviendo esta experiencia humana. Si en algún momento no valoras tu vida, no es porque la vida sea inherentemente mala, incómoda o dura; es porque aún no has reconocido plenamente a tus padres.
Reconocerlos es poder mirarlos tal como son, pero en esa mirada, liberar cualquier juicio que te cause conflicto con ellos. Es renunciar a la necesidad inconsciente de que tus padres sean como crees que "debieron ser". Es también soltar el aferramiento a querer mantenerlos a tu lado, aceptando que, tarde o temprano, ellos también trascenderán.
Debes comprender y asentir que ellos siempre serán los grandes, y que jamás podremos compensar el regalo inconmensurable que nos dieron: la Vida misma.
De papá tomamos: la salud, la intuición, el agradecimiento, el propósito de vida, el éxito, la sexualidad y la fuerza para concretar nuestras metas y mantenernos en pareja. Él representa la autoridad sana y la dirección.
De mamá tomamos: la protección, la comunicación, la profunda conexión con la vida, el dinero, el sustento y la capacidad de nutrir la relación de pareja.
De ambos recibimos: la energía de la autoestima, la seguridad, el buen uso de nuestras capacidades, la fuerza, la responsabilidad y la prosperidad.
Para poder sanar, no podemos hacerlo solos. Siempre nos acompañan, en lo más profundo de nuestro ser, nuestros padres.
Las constelaciones se revelan como una de las técnicas más inmediatas y efectivas de nuestro tiempo para la disolución de cualquier conflicto. Su poder reside en la capacidad de identificar rápida y eficazmente las raíces y los desafíos que afectan las relaciones interpersonales, ofreciendo simultáneamente al consultante las soluciones inherentes a la situación expuesta.
Definir las constelaciones es como hablar de una "radiografía de la verdad". Son, en este sentido, el diagnóstico supremo para la resolución de cualquier problema. Aquello que se devela en una constelación es un "espejo" fiel de la estructura inconsciente de un grupo o sistema; una verdad profunda a la que no todos están listos para mirar.
En el corazón de las constelaciones reside la intención de ir al origen para corregir, prevenir y sanar. El propósito es liberar a la persona, o a la empresa, para que continúe su camino hacia una vida más auténtica y libre, desprendiéndose de aquello que ya no le sirve. En esencia, las constelaciones son una técnica fenomenológica de representación sistémica que abre la puerta a una verdad profunda, permitiendo el acceso a una dimensión o nivel de conciencia superior.
Las constelaciones familiares se basan en unos fundamentos llamados los órdenes del amor que combinados con los Códigos Andinos dan una claridad y rapidez en la solución de conflictos cuando se ponen en práctica dentro de una constelación familiar, Estos fundamentos y códigos son los siguientes:
El amor, en su forma más pura, es un don que se nos otorga. Intentar reemplazarlo por otra cosa es una mera ilusión. Para encontrar la verdadera solución, debemos regresar al orden esencial, al punto de la verdad fundamental.
El amor no es solo una emoción; es una manifestación del Orden que lo precede. Solo dentro de este marco de orden puede el amor realmente florecer y expandirse, un orden que resguarda la Jerarquía inherente de la vida. Esta jerarquía está definida por aquellos que llegaron primero, creando un flujo natural. Metafóricamente, los ancestros son las raíces profundas que nutren a los padres, y los padres, a su vez, son el fértil suelo para los hijos. Aquellos que llegaron antes tienen una prioridad intrínseca y un derecho fundamental, estableciendo el camino para los que vienen después.
Cada individuo que forma parte de un sistema familiar tiene un derecho inalienable a pertenecer. Cuando este derecho es negado a un miembro anterior —ya sea por desprecio, por miedo a su destino, o por la incapacidad de reconocer su contribución al abrir espacio para los que vinieron después— el sistema busca un reequilibrio. Bajo la sutil pero poderosa presión del equilibrio sistémico, y a través de una profunda identificación, un miembro posterior replicará inconscientemente ese patrón, a menudo sin comprender la fuerza que lo impulsa.
Tomar y dar amor es, en esencia, un acto fundamental de la existencia, pero requiere una medida justa. Cuando entregamos de forma desmedida, sin permitir que el otro compense, creamos una deuda invisible. El dar y recibir no son meros actos; son el aliento complementario que nutre y sostiene toda relación, en cualquier esfera de la vida. Es en este equilibrio dinámico donde el amor verdaderamente florece, libre de cargas y con plena vitalidad.
Cuando nos sumergimos en la danza de la conciencia, discernimos que la "mala conciencia" emerge cuando nuestros pensamientos, sentimientos y acciones se desalinean con las expectativas y exigencias de aquellos grupos a los que anhelamos pertenecer, y cuya conexión a menudo es vital. Es en este sentido que nuestra conciencia se erige como una guardiana, velando por el hilo invisible que nos une a esas comunidades.
Por otro lado, la "buena conciencia" se manifiesta en aquello que es aprobado y moralmente correcto según el lente de nuestra familia o clan. Sin embargo, paradójicamente, es siguiendo esta "buena conciencia" que con frecuencia nos vemos atrapados en el sufrimiento o el fracaso. Esto ocurre porque, en lo profundo, sentimos que no merecemos la felicidad si nuestra estirpe no la ha conocido.
Pero existe un umbral transformador: cuando nos atrevemos a trascender los patrones familiares aprendidos, cuando elegimos la felicidad en una relación de pareja, o cuando construimos una vida plena y abundante, entonces somos guiados por una "mala conciencia". Esta elección, que nos hace parecer "raros" o "diferentes" a los ojos de nuestra cultura o familia, puede llevarnos a una momentánea exclusión.
La reciprocidad: Según el principio de reciprocidad, cada acto condiciona una relación mutua, para que cada esfuerzo o uso de energía no se desperdicie porque será correspondido por el receptor.
En el transcurso de intercambio de energía, ambos interactúan, dando y recibiendo.
La complementariedad: la complementariedad se manifiesta en todas las formas de vida, abarcando temas como la individualidad, social, político, económico y espiritual y se da a nivel vertical, con los de arriba y con los de abajo, el “hanaq pacha” con el “kay pacha”, y el “uju Pacha”.
La correspondencia: Es un efecto mutuo que implica a todos los interesados en la relación.
La relación con todo: También conocido como Taquepacha, a contraposición de la cultura occidental en donde la relación es accidental, un suceso que se da entre uno y un objeto, o un sujeto, en la cosmovisión andina es lo opuesto. En los andes, todo lo que existe tiene una relación material, energética o espiritual, y no es accidental, sino se da por la vida misma.
Equilibrar los sistemas familiares sociales o comunidades y entender qué es la lealtad a la familia y cuando la rebeldía es sana.
Solucionar conflictos con padres, hermanos y familiares.
Enfrentar y no tener miedo a la muerte ni a las separaciones.
Comprender, aceptar y manejar la enfermedad.
Enfrentar y manejar el miedo.
Entender y diferenciar nuestras emociones y sentimientos hacia otra
persona.
Entender que los pecados también tienen consecuencias buenas.
Aceptar a la pareja tal como es y tener una mejor comunicación y sexualidad con nuestra pareja.
Recuperar el interior.
Desarrollar un compromiso social.
Lograr la paz y la felicidad, pues estos son logros del alma.
Movimientos sistémicos en la familia de origen que incluyen un ordenamiento, inclusión y fluidez del amor que los une.
La Constelación Familiar se percibe como una imagen que representa el pasado de una persona hasta hoy, por esto libera una imagen interior que ata la imagen que ha quedado grabada en el alma debido a que se ha interrumpido un “movimiento energético”, movimiento psíquico que detuvo el desarrollo emocional normal de ese ser humano, es reconstruido y liberado.
Cuando nos adentramos en una constelación, nos entregamos a lo desconocido, a ese misterio que habita más allá de la mente racional. Nunca sabemos con certeza qué se revelará, qué dinámicas ocultas emergerán, cuál será el punto ciego o el bloqueo que nos ha estado limitando. Es como usar una llave para abrir la puerta de una casa misterioso: no conocemos sus rincones ni sus secretos, pero nos permitimos ser guiados por los movimientos de los representantes y la energía del sistema. Cada constelación es, en esencia, un viaje único y singular, imposible de encasillar en reglas o fórmulas predecibles.
Como dijo Einstein, “ningún problema puede ser resuelto en el mismo nivel en que fue creado”. Por eso, la solución que brinda la constelación es sistémica: no sólo impacta al individuo, sino que resuena y transforma a todo su sistema familiar. La constelación nos impulsa, nos invita a salir del lugar donde nos hemos sentido atrapados, a romper con esas historias repetidas que, a pesar de nuestra intención, seguimos viviendo. También nos confronta con aquellas historias invisibles que desconocemos, pero que generan desarmonía y un profundo malestar en nuestro ser. Abrir una constelación es, entonces, un acto de permiso para soltar viejos patrones, sanar heridas ancestrales y de la infancia, y reencontrar la armonía y la paz que merecemos en nuestro camino.
El proceso se despliega en un espacio adecuado, donde un grupo de personas, incluyendo al Constelador, se reúnen para representar las dinámicas familiares de un individuo. Se eligen representantes para los miembros de la familia del consultante, para el conflicto o caso en particular, e incluso para el propio consultante. Sin conocimiento previo del caso, estos representantes, de manera asombrosa, asumen las posiciones y los roles, revelando la historia oculta.
Allí se desarrolla una profunda interacción, donde cada movimiento, expresión, ubicación, mirada y gesto va revelando la historia y la dinámica subyacente. Esto permite al consultante ver una realidad que trasciende su percepción original, facilitando una toma de conciencia inmediata sobre los patrones, el desorden y las relaciones ocultas que alimentaban el conflicto, llevándolo a una resolución en el mismo instante. Es por esta razón que muchas personas afirman que una sesión de constelación familiar resume el trabajo de múltiples sesiones terapéuticas, al mostrar directamente el conflicto y su solución.
Esta terapia también puede realizarse de forma individual. En este caso, se trabaja con plantillas o figuras que representan a los elementos del sistema, y es el propio consultante quien, a través de la colocación de las fichas, las miradas que surgen y las sensaciones corporales durante la sesión, irá desvelando las pistas y la resolución del caso.
Este proceso puede ser presencial u online.
El Sistema Integrado de Reprocesamiento Emocional y Trauma emerge como un enfoque terapéutico profundamente compasivo y transformador. Fusiona magistralmente diversas técnicas de acompañamiento, abarcando el trabajo corporal, cognitivo, emocional y energético, para guiarte en tu camino de sanación.
Este sistema te permite resignificar vivencias traumáticas y desactivar bloqueos emocionales que, hasta ahora, han mermado tu calidad de vida. Ya sean duelos no elaborados, la ansiedad persistente, adicciones, episodios de depresión o pánico, creencias limitantes, emociones atrapadas o compromisos inconscientes, este proceso aborda la raíz de tu malestar.
Durante cada sesión, te invitamos a adentrarte en tu mundo interno de una manera contenida y segura. Explorarás memorias, sensaciones corporales y dinámicas emocionales, facilitando un insight genuino que brota de tus propios recursos internos. Este proceso te permite desbloquear el origen real del síntoma, generando una transformación profunda y duradera desde la raíz misma de tu ser.
Además, el sistema integra la revisión de influencias sistémicas y transgeneracionales. Aquellos patrones que se repiten en tu historia personal son traídos a la luz, ayudándote a tomar conciencia y liberar lealtades invisibles o patrones heredados que ya no te sirven y que mereces soltar para vivir con mayor libertad y bienestar.
Superar un evento traumático que no ha podido curar con el tiempo.
Episodios emocionales como tristezas profundas, Iras, miedos, procesos de ansiedad y procesos depresivos los cuales no identificas el origen.
Duelos de muy larga duración.
Creencias muy fuertes en tu programación emocional y mental que no te dejan avanzar en la vida.
Episodios muy fuertes como abusos sexuales o violencia de cualquier tipo.
Abusos emocionales.
Miedos a avanzar en la vida o inseguridades producto de creencias y mensajes inconscientes recibidos en la infancia.
Heridas de infancia.
Bullying de cualquier índole
Heridas de infancia, trastornos postraumáticos.
Traumas o emociones programadas durante la gestación el vientre materno.
Desprogramar creencias muy profundas y no tan profundas
Reprogramación de nuevas creencias
Liberar bloqueos emocionales, y emociones atrapadas
Rompimiento de pactos y acuerdo.
ONLINE: El proceso de SIRET se despliega de manera individual y contenida en cada etapa del viaje. Es fundamental que te encuentres en un espacio donde te sientas seguro y a solas, con las manos libres y los pies firmemente apoyados en el suelo. Tu rostro debe permanecer visible en la cámara para una conexión óptima. A lo largo de la sesión, la herramienta te guiará con ejercicios que te brindarán constante apoyo y contención.
PRESENCIAL: La persona estará contenida durante toda la sesión. Este acompañamiento cercano asegura un espacio seguro y de apoyo continuo.
Para maximizar tu experiencia, es importante que estés bien hidratado antes de cada sesión. Si tu proceso aborda un trauma profundo o doloroso, se recomienda que descanses después de finalizar la sesión para permitir que la integración ocurra plenamente.
La aplicación de SIRET es flexible: puede desarrollarse en una o varias sesiones, ajustándose a la profundidad y complejidad del caso a revisar, siempre priorizando tu bienestar y el ritmo de tu sanación.
En OGNHA, nos dedicamos a promover la salud holística y el bienestar integral. Creemos que la sanación abarca el cuerpo, la mente y el espíritu, y trabajamos para ofrecer tratamientos que nutran todas estas áreas.
"Ya hacía tiempo que había escuchado hablar de constelaciones familiares, al familiarizarme con el proceso y viendo la importancia que tiene, incluso verificado por la ciencia al día de hoy, decidí que este era un proceso en el cual no solamente podía solucionar mis propios conflictos de vida, sino también el de mis hijos y el clan familiar. Por todo esto sentí que tenía que ser con una persona especial, así fue como usted maestra Yelile llegó a mi vida, a través de un podcast en YouTube en el cual usted participaba. Mi experiencia con usted marcó un antes y un después en mis conflictos emocionales, sanar al niño interior desde el lado materno, así como sentir la esencia pura de mi madre conmigo al día de hoy, fluyendo desde el amor incondicional y el entendimiento, trayendo a mi vida el balance que estaba faltando. Cada experiencia es única y Todos tenemos nuestro único camino de vida, de la forma en que usted Yelile hizo mi constelación familiar, con delicadeza, sutileza y maestría de conocimiento, en un ambiente de contención y respeto total. Simplemente le quiero dar las gracias de corazón."
08/07/2025
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